miércoles, 24 de octubre de 2012

Una gota en el océano.













Nuestra fe proclama que “Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre”. Por eso “la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza. Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho hombre, que se ha hecho nuestro hermano (cf. Hb 2, 11-12). Ella, sin embargo, no es ni exclusiva, ni excluyente. 

Si esta opción está implícita en la fe cristológica, los cristianos como discípulos y misioneros estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”. Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas. Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40). Juan Pablo II destacó que este texto bíblico “ilumina el misterio de Cristo”. Porque en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo pobre.

De nuestra fe en Cristo brota también la solidaridad como actitud permanente de encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación. (Documento de Aparecida, párrafos 392 a 394).

Usted puede se preguntar: “¿Por qué hay tantos institutos y congregaciones que cuidan de los pobres de la calle?

La respuesta es bien clara y confirmada en el documento antes mencionado: “Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron”

Nosotros vamos al encuentro de los más pequeños, como carisma que se nos fue dado por Dios y en respuesta a esta opción preferencial, como Hijos de la Pobreza del Santísimo Sacramento, atendiendo al apelo de la Iglesia, sabiendo que somos uno entre tantos otros, pero viviendo lo que una vez dijo la Beata Madre Teresa de Calcuta: “Se que lo que hago es apenas una gota en el océano pero, sin esa gota el océano no sería lo mismo”.

Allí encontraremos la belleza y particularidad de cada carisma, de cada Instituto o Comunidad.

Somos apenas una gota en el océano……..



 

    

domingo, 26 de febrero de 2012

El Tiempo de Cuaresma


“La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.” (CIC 340) 

En la cuaresma nos preparamos por medio de la penitencia, las obras de caridad al prójimo y profunda oración, buscando purificarnos para vivir con corazón contrito y lleno de piedad la semana santa y principalmente el Triduo Pascual adhiriendo nuestras vidas a este mismo misterio. Por estos motivos la Iglesia por medio de la liturgia,en especial las santas Misas, en estos cuarenta días nos enriquece con las enseñanzas de las sagradas escrituras y escritos de los Santos Padres (liturgia de las horas),que poseen papel esencial en nuestro camino de purificación cuaresmal. 

Somos llamados a seguir el ejemplo de nuestro salvador que Antes de ejercer su ministerio se “retira para el desierto para ser tentado” (1° Dom.), fue tentado, pero venció la tentación; nosotros también, por seguir los pasos de Jesús sufrimos tentaciones, pero en el podemos vencerlas. “El Cristo total era tentado por el por el diablo en el desierto, ya que en el eras tú tentado. (…) Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo.(…) Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él.” (San Agustín Com. Salmos) 

Él nos revela nuestras verdadera y última condición cundo manifiesta su gloria en el Tabor (2° Dom.): nos dando ánimo para seguir adelante sin miedo de renunciar y desapegar de las cosas de este mundo, cargar la Cruz hasta el fin.”Sin duda esta transfiguración tenia sobre toda la finalidad de quitar del corazón de los discípulos el escándalo de la cruz (…) Nadie, por tanto, tema el sufrimiento por causa de la justicia , nadie dude que recibirá la recompensa prometida, ya que a través del esfuerzo es como se llega al reposo y a través de la muerte a la vida …” (San León Magno, Sermones) 

También nos recuerda que nuestras acciones deben producir frutos, como menciona en la parábola de la Higuera infructífera (3° Dom.) Pero también manifiesta la misericordiosa paciencia de Dios, como nos recuerda el apóstol :“El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.” (2P 3,9) 

En la parábola del Hijo prodigo (4° Dom.) Nos revela Dios el Padre que espera el regreso de su hijo a la casa, la patria celestial. Maravillosa ilustración en resumen de nuestra salvación, nos hace entender claramente el deseo del corazón del Padre. 
En el evangelio que nos cuenta de la mujer sorprendida en adulterio (5° Dom.) la profunda sabiduría de nuestro redentor nos enseña que el pecado es lo que debe ser odiado pero no el pecador. “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no volvas a pecar”. (Jn 8, 11) 

Como vemos, la palabra de Dios viene en nuestro auxilio en este tiempo especial para que purificados por esta misma palabra , o sea , con corazón contrito y movido a realizar las mortificaciones necesarias en nuestra carne, para llegar instruidos y desprendidos de las pasiones que nos impide de nos acercar a Dios y nos unir a sus misterios. Y así como el pueblo elegido camino por cuarenta años en el desierto alimentados por el mana, sea también Jesús el verdadero alimento de vida eterna en nuestras vidas y en estos cuarenta días, nos nutriendo con su gracia en su cuerpo y su sangre, gracia que nos hará comprender lo que nos hablas en su palabra. Podamos en cada santa misa sumergir en estos dos misterio inseparables aunque distintos, el de su Cuerpo y Sangre y de su palabra. 



“la cuaresma nos ofrece una vez mas la oportunidad de reflexionar sobre el Corazón de la vida Cristiana: La Caridad”. (Benedictus XII. Inicio del mensaje del santo padre para la cuaresma 2012)  






Virgen de los dolores interceda por nosotros.

El tiempo de Cuaresma

“La Iglesia se une todos los años, durante  los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.” (CIC 340)
En la cuaresma nos preparamos por medio de la penitencia, las obras de caridad al prójimo y profunda oración, buscando purificarnos  para vivir con corazón contrito y lleno de piedad la semana santa  y principalmente el Triduo Pascual adhiriendo nuestras vidas  a este mismo misterio.
Por estos motivos la Iglesia por medio de la liturgia, en especial las santas Misas, en estos cuarenta días nos enriquece con las enseñanzas de las sagradas escrituras  y escritos de los Santos Padres (liturgia de las horas),que poseen papel esencial  en nuestro camino de purificación cuaresmal.
Somos llamados a seguir el ejemplo de nuestro salvador  que Antes de ejercer su ministerio se  “retira  para el desierto para ser tentado” (1° Dom.), “fue tentado, pero venció la tentación; nosotros también, por seguir los pasos de Jesús sufrimos tentaciones, pero en el podemos vencerlas. “El Cristo total era tentado  por el por el diablo en el desierto, ya que  en el eras tú tentado. (…)  Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo.(…) Reconócete a ti  mismo tentado  en él, y reconócete también a ti  mismo  victorioso en él.” (San Agustín Com. Salmos)
Él nos revela nuestras verdadera y última condición cundo manifiesta su gloria en el Tabor   (2° Dom.): nos dando ánimo para seguir  adelante sin miedo de renunciar y  desapegar de las cosas de este mundo, cargar la Cruz  hasta el fin.”Sin duda esta transfiguración  tenia  sobre  toda la  finalidad  de quitar del corazón  de los  discípulos  el  escándalo  de la cruz (…)  Nadie, por tanto, tema el sufrimiento  por causa de la justicia , nadie dude que recibirá la recompensa prometida, ya que  a través del  esfuerzo es como se llega  al reposo  y a través  de la muerte  a la vida …” (San León Magno, Sermones)
También nos recuerda que  nuestras acciones deben producir frutos, como menciona en la parábola de la Higuera infructífera (3° Dom.) Pero también  manifiesta la misericordiosa paciencia de  Dios, como nos recuerda el apóstol El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.” (2°carta de San Pedro 3,9)
En la parábola del Hijo prodigo (4° Dom.) Nos revela Dios el Padre que espera el regreso de su hijo a la casa, la patria celestial. Maravillosa ilustración en resumen de nuestra salvación, nos hace entender claramente  el deseo del corazón del Padre.
La en el evangelio que nos cuenta de la mujer sorprendida en adulterio (5° Dom.)   la profunda sabiduría de nuestro redentor  nos enseña  que el pecado  es lo que debe ser odiado  pero no el pecador. “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no volvas a pecar”.  (Juan 8, 11)
   Como vemos, la palabra de Dios  viene en nuestro auxilio en este tiempo especial para que purificados por esta misma palabra , o sea , con corazón contrito y movido a realizar las mortificaciones necesarias en nuestra carne, para llegar instruidos y desprendidos de las pasiones que nos impide de nos acercar a Dios y nos unir a sus misterios. Y así  como el pueblo elegido camino por cuarenta años en el desierto alimentados por el mana, sea también Jesús el verdadero alimento de vida eterna en nuestras vidas y en estos  cuarenta días, nos nutriendo con su gracia en su cuerpo y su sangre, gracia que nos hará comprender lo que nos hablas en su palabra. Podamos en cada santa misa sumergir en estos dos misterio inseparables aunque distintos, el de su Cuerpo y  Sangre y de su palabra.
“la cuaresma nos ofrece una vez mas la oportunidad de reflexionar sobre el Corazón de la vida Cristiana: La Caridad”.  (Benedictus XII. Inicio del mensaje del santo padre para la cuaresma 2012)


Virgen de los Dolores interceda por nosotros.